Santos llora a Pelé

Desde el segundo piso del hogar de Onofra Alves Costa Rovai, se divisa una parte del campo del Vila Belmiro, el estadio donde Pelé brilló defendiendo al Santos. Al término de algunos cotejos, O Rei charlaba con esta ‘torcedora’, hoy de 91 años.
“Salía por esa puerta y ahí conversábamos sobre fútbol”, dice a la AFP señalando la entrada principal del pequeño estadio de la ciudad portuaria del estado de Sao Paulo, que queda justo al frente de su sencilla casa azul.
“En ese entonces tenía a mi mamá, que ya era de edad, y le gustaba mucho Pelé”, rememora con alegría esta mujer menuda de pelo totalmente blanco y que porta orgullosa una camiseta albinegra del ‘Peixe’. “Un jugador... mi Dios del cielo, nació para eso”.
Doña Onofra sonríe cuando recuerda a Edson Arantes do Nascimento, fallecido el jueves en un hospital de Sao Paulo como consecuencia de un cáncer que le fue detectado en septiembre de 2021.Por la puerta de su residencia, donde vive desde hace cincuenta años, veía al exastro y a otros jugadores de aquel poderoso Santos salir del Vila Belmiro, el lugar donde su cuerpo será velado del lunes al martes.
“Pelé era así, común y corriente, hablaba con cualquier persona, conversaba sobre cualquier asunto, era maravilloso”, asegura. Con el club, cuyo estadio tiene una capacidad para 16.000 personas, Pelé anotó 1.091 goles en 1.116 partidos y alzó 45 títulos, según las cuentas oficiales.
Por la acera de la casa de esta fanática pasaron algunas de las contadas decenas de turistas e hinchas que se acercaron este viernes al recinto deportivo, bañado durante buena parte de la mañana con una fina llovizna, para rendirle tributo al que muchos consideran el mejor futbolista de la historia.
Algunas casas en los alrededores daban color a un día gris y nublado: en los balcones o ventanas colgaban banderas del Peixe, donde Pelé jugó 18 de sus 21 años como futbolista profesional. Tres modestos arreglos florales, uno de ellos con la leyenda “Pelé eterno”, acompañaban la estatua del único jugador en ganar tres mundiales (1958, 1962, 1970) que custodia uno de los pasillos externos del Vila Belmiro. “La muerte de Pelé fue muy triste para mí. Aunque no lo vi jugar, oí a mi padre, a mis abuelos, hablar de él. Por lo que vi en algunas imágenes de él jugando, fue el mejor, único”, afirma el pensionado Anaur Aparecido Deolindo. (paginasiete.bo)

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